sábado, 30 de mayo de 2015

Yerro Capital

Por Julia Tacchino

Yerro capital, una obra del grupo Charada, dirigida por el dramaturgo Alejandro Zingman y con la supervisión de Paco Giménez, es una parodia de la sociedad argentina, actualmente en cartel en el Teatro Machado, en la Ciudad de Buenos Aires.
Basada en Los siete pecados capitales de Bertololt Brecht y Kurt Weill, una obra maestra del teatro musical de la primera mitad del siglo XX. Cuenta la historia de Ana, dividida internamente y desdoblada en el escenario en dos personajes, Ana uno y Ana dos, una pensante y la otra instintiva.
Como consecuencia de una situación familiar de miseria, Ana debe emprender un viaje a la capital en busca de dinero para ayudar a su familia campesina. Los actores le hablan al público presente, los protagonistas se intercambian los roles recíprocamente y, por consiguiente, los vestuarios. En medio de este caos de representaciones, la presencia de una narradora que, a su vez, es personaje, organiza las escenas y guía al espectador.
Ana, dividida en dos hermanas, llega a Buenos Aires con la esperanza de encontrar algo mejor y se topa con porteños que la segrega. La obra realiza un retrato del habitante de la ciudad cómo  egocéntrico, narcisista y vanidoso, pegado a una imagen de sí mismo; un pequeño burgués que teme dejar de tener los pocos privilegios que posee. Se cuida permanentemente por el miedo a perder lo que lo diferencia con las otras clases sociales y a convertirse en aquello que no quiere. 
La migración es un acontecimiento tan antiguo como lo es la historia, los sujetos que la protagonizan suelen tener problemas personales, políticos, económicos, sociales y culturales, de los cuales quieren huir y el viaje aparece como una promesa de algo mejor en el horizonte. 
En la historia del país, fue algo muy común el éxodo desde las distintas provincias hacia Buenos Aires. La oposición entre el interior y la gran ciudad es parte inherente de la conformación del Estado-Nación argentino. La distinción entre el inmigrante europeo- y por tanto culto, pensante y poseedor de “La cultura”- y el criollo-nativo- ignorante, negro, pobre y carente de cultura- se manifiesta reiteradamente a lo largo de la historia. El relato hegemónico explica los fenómenos culturales y políticos desde una mirada que anula al diferente y que se expresa en la división maniquea “Civilización o Barbarie”.
Las promesas de progreso de la Capital son una farsa, un yerro, el cual en todos los tiempos ha sido una desilusión para muchos. Yerro Capital es un excelente retrato de la Buenos Aires del siglo XX, nos habla de los sueños truncados, de cómo las ilusiones de quienes llegaban a la gran metrópoli encontraban el limite de una idiosincrasia porteña que los excluía.

2 comentarios: