Oski Guzman pone, una vez más, en escena “El Bululú”, una creación en la que se representa a través de los versos de José María Vilches. En este unipersonal, el célebre actor nos habla de su niñez en Bolivia, de sus orígenes familiares, del oficio de la costura, que tanto lo marcó, y de sus primeros encuentros con el teatro, una pasión que lo acompañó toda la vida. Actualmente en cartel en el Teatro del Pueblo, en la Ciudad de Buenos Aires.
Cuando el jóven Oski comenzó a estudiar en la escuela de
teatro, su profesor de entonces le obsequió un cassette que contenía la obra,
para que él pudiera sacar, de ese audio, enseñanzas acerca del teatro. Desde
que lo tuvo en sus manos, lo escuchó, memorizó y recitó incesantemente. El
bululú, popularizado en los años 70´ por José María Vilches, era un errante
viajero que paseaba por los pueblos interpretando diversos personajes, un
comediante solitario que representaba pequeñas escenas. Andaba de lugar en lugar,
cargando tan sólo con una valija, una silla y una flor.
El autor recrea estos versos y los completa con su propia
historia, mezcla fragmentos de la obra con partes de su vida. “Estoy hecho de
retazos”, señala, expresando en esa frase sus propias contradicciones, por
estar formado por distintas culturas. Relata con orgullo el camino que tuvo que
emprender para defender su vocación, heredero del oficio de costurero, torció
ese designio. De estracto sociocultural trabajador, tuvo que pasar por muchas circunstancias
hasta poder vivir del teatro como profesión.
Oski recita,
canta, interpreta distintas voces como no lo puede hacer nadie más, su
presencia en el escenario cautiva, deslumbra, su amor por el teatro se anuda a
su propias experiencias con un hilo de oro, un oro que brilla tanto que
encandila, que no sólo deja lugar para el deslumbramiento en el espectador, un
torbellino de expresión, toca percusión, recita, canta.