martes, 16 de mayo de 2023

Música, juventud e identidad: El caso de las orquestas juveniles de música latinoamericana en Buenos Aires

Esta es la introducción de un trabajo de investigación que finalicé y entregué en el año 2013 sobre las orquestas juveniles de música popular.

Sinopsis: El objetivo de la investigación fue abordar el fenómeno de las orquestas juveniles en la Argentina, su crecimiento exponencial en el decenio comprendido entre los años 2003 y 2013, y su papel como herramientas de inclusión y desarrollo social. Concretamente, la investigación tuvo su centro en el Programa Social Andrés Chazarreta, que dependía de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación. Algunas de las preguntas que guiaron la investigación fueron acerca del impacto de la política cultural en la cultura local, las características de la música como universo y herramienta de trabajo, la identificación y representación de los jóvenes participantes, y cómo un espacio creativo puede contribuir a la inclusión de aquellos chicos y chicas de alta vulnerabilidad social. Se abordó la posición del Estado respecto a la cultura y se describió la historia de las orquestas, las distintas músicas y los debates en torno a ellas, y la situación de los jóvenes como grupo destinatario de la política pública.


Introducción

En la última década comienza en nuestro país, con mayor preponderancia en la provincia de Buenos aires y Ciudad de Buenos Aires, un periodo de crecimiento de formaciones orquestales juveniles, que trabajan con la música como herramienta de desarrollo social.

Estos grupos musicales no son privativos de la Argentina, hay experiencias similares en Venezuela, Chile, Colombia, Paraguay, Brasil, y México. En noviembre del 2009, un artículo del diario página 12, titulaba “Encuentro en el mar en clave de sol”, en referencia a una congregación en la Ciudad de Mar del Plata, de niños, niñas, adolescentes y jóvenes de la Argentina, Paraguay, Brasil, Colombia y Chile, integrantes de orquestas en sus países, que se juntaron con la premisa de “hacer música”. Ese encuentro daba cuenta de que estas diferentes experiencias eran algo común en los países de Sudamérica.

Existen en la actualidad más de 110 orquestas en todo el país, donde se intenta a través de la música, incluir a quienes, en la mayoría de los casos, nunca antes habían tenido acceso a un proyecto similar. Violines, clarinetes, contrabajos, tambores, bombos, timbales, guitarras, flautas andinas, suenan en manos de niños y jóvenes que van adiestrando sus sentidos para poder producir música. Estas iniciativas, según proponen directores, programas y profesores de las distintas orquestas, apuntan al desarrollo de la capacidad creativa, habilidades y al fortalecimiento de la identidad, de niños y jóvenes que se encuentran bajo la línea de pobreza.

Las orquestas son promovidas desde distintos sectores. Entre estos se destacan: el Programa de Orquestas Juveniles de la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Orquesta-Escuela de Chascomús (Organización no gubernamental), el Programa Provincial de Orquestas Juveniles del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, el Programa de Orquestas y Coros del Ministerio de Educación del Gobierno de la Nación, el Programa Social de Orquestas y Bandas Infantiles y Juveniles de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación y el Programa Social Andrés Chazarreta de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación.

La variada cantidad de orquestas contemporáneas presentan un abanico amplio para llevar a cabo la investigación. Para la realización de este trabajo me centré en un programa particular, ya que era imposible abarcar el vasto número existente: el Programa Social Andrés Chazarreta, el Chazarreta, que depende de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, y se diferencia del resto de los programas por el tipo de música que producen; según ellos, música de raíz latina.

La música de raíz latina sería la música que se escucha en América Latina y el Caribe, son las melodías del continente. Dentro de esta música se incluyen ritmos tales como la salsa, merengue, tango, bachata, milonga, bossa nova, cumbia, andina, entre otras.

El Chazarreta se basa fundamentalmente en un repertorio de música folklórica. Una música que, además, forma parte de una historia. Esos ritmos que integran la cultura latina son parte de un andamiaje de prácticas culturales, entre las que se encuentran los bailes. Estas melodías fueron comúnmente acompañadas por danzas como la zamba, el chamamé, la chacarera, el gato o el malambo.

La elección de hacer la investigación sobre el Chazarreta tiene como principal razón la insistente proclama que realizan desde el programa en favor de las “músicas nuestras” (argentinas, latinoamericanas) y, en esa forma de definirse, la manera en que se distancian del resto de los programas de orquestas de la Argentina, pues estos tienen una mirada similar entre sí, casi idéntica: producen música clásica europea y respetan la formación tradicional de la orquesta clásica. Este último modo de concebir la orquesta aparece como hegemónico y, en primera instancia, la emergencia de otro tipo de formación musical, como el Chazarreta, resulta disruptiva en este contexto.

Es importante aclarar que la opción del tema Música, juventud e identidad para investigar en la etapa de finalización de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, surgió como consecuencia de que comencé a advertir su inclusión en la agenda pública y en los medios de comunicación, así como su crecimiento exponencial en los últimos años. Fundamentalmente, me interesó la cuestión de las políticas culturales, la música como expresión artística y como pivote de la identidad y los jóvenes como grupo destinatario.

Posteriormente, comenzó el periodo de entrevistas a los referentes de los distintos programas y, una vez concluido ese primer proceso de acercamiento inicial, opté por el Chazarreta. Ahora bien, dentro de las orquestas del programa Chazarreta se abría un nuevo universo y era la elección de algunas orquestas representativas en las que concentrar la investigación.

Así, luego de buscar varias alternativas, elegí dos orquestas con las que trabajar: la orquesta de El Tambo y la de Ciudad Oculta. Dichas orquestas fueron elegidas por encontrarse ambas en una situación, momento, muy diferente. Una, la de El Tambo, fue la primera orquesta que tuvo el Programa, es la que más antigüedad tiene y la que “mejor

suena”, según el relato del coordinador y los docentes. Por su parte, la orquesta de Ciudad Oculta tiene una situación particular: comenzó a funcionar en el año 2008, luego debió interrumpir sus actividades como consecuencia de un problema político en el barrio y, finalmente, se rearmó en mayo/ junio del 2012, por lo cual si bien hay chicos que vienen hace varios años tocando la mayoría comenzó hace escasos meses a tocar por primera vez en una orquesta,

La intervención que se realizó fue un trabajo de observación participante de las actividades y de sensibilidad sobre las percepciones del lugar, de tipo etnográfico.

El investigador etnográfico, al desear acercarse a la verdadera naturaleza de las realidades humanas, se centra en la descripción y la comprensión. Por eso, procede como lo hace un antropólogo que quiere conocer una cultura extraña: profundiza en su investigación con una mente lo más abierta posible y permite que vayan emergiendo las impresiones y sus relaciones (2005: 2)

Como herramientas metodológicas de la investigación, se realizaron entrevistas en profundidad, cuestionarios y observaciones participantes. A su vez, se analizaron folletos, carpetas, dossiers, material institucional, artículos periodísticos y páginas web.

El objetivo del presente trabajo es abordar una parte del fenómeno de las orquestas juveniles en la Argentina, cuyo crecimiento fue exponencial en los últimos diez años. La gran mayoría de ellas son utilizadas como herramientas de inclusión y desarrollo social, los proyectos son disímiles pero con una matriz parecida y son motorizados desde distintos sectores. Antes de ahondar en el conocimiento del fenómeno de conformación de las orquestas infanto- juveniles, fueron surgiendo algunas preguntas preliminares: ¿podría una política cultural influir en la cultura local?, y, en tal caso, ¿qué características tiene esa

cultura local y como podría ser modificada? ¿Qué particularidades tiene la música como universo y como herramienta de trabajo? ¿Cuáles son sus modos de identificación y sus sistemas de representaciones? ¿Cómo se construye ese sujeto joven como grupo destinatario? ¿Cuáles son sus anclajes identitarios y que implicaciones tiene en ellos formar parte de una orquesta? ¿Podría un espacio creativo y de expresión contribuir a la inclusión de lo que el sistema margina? ¿Qué tipo de tácticas propondrían para lograrlo? ¿Con qué recursos y herramientas contarían para realizar sus objetivos? ¿Cuáles serían sus obstáculos? Estos y algunos más, son interrogantes que fueron apareciendo cuando me acerqué a ese mundo que forman los grupos orquestales.

Partiendo de estos primeros cuestionamientos y de la información relevada arribé al tema de las orquestas juveniles, de la música como configuradora de identidades y como una forma de inclusión social.

El objetivo del presente trabajo es, entonces, abordar el fenómeno de las orquestas juveniles, ahondar en lo que sucede concretamente con los jóvenes y en el barrio, alrededor de estas formaciones musicales. La intención es indagar en la dimensión cultural de los jóvenes y de la música, siendo estos jóvenes considerados de bajos recursos. Por ello, este trabajo se centra en el análisis de los modos en que el programa, y sus ejecutores, definen lo que es la música y los modos de enseñarla así como también las maneras en que los jóvenes se insertan en esos esquemas y entienden lo que es hacer música.

Estas prácticas culturales se plantean como creadoras de nuevas realidades, donde niños y jóvenes asumen no solamente destrezas sino que se acercan a otro bagaje de conocimiento en torno a la música que modificaría sus consumos culturales.

El desarrollo del siguiente trabajo comprende un primer capítulo donde se caracteriza la posición que asume el Estado respecto a la cultura y un detalle del contexto en el cual surge la política pública que se analiza.

Encontraremos posteriormente un segundo capítulo, donde se describe la historia de las orquestas hasta llegar a las orquestas en la actualidad, finalizando con una descripción sobre las orquestas concretas que se analizan.

Luego, un tercer momento, capitulo tres, donde se indaga sobre las distintas músicas y los debates en torno a ellas.

Finalmente, en el capítulo cuatro se describe la situación de los jóvenes como grupo destinatario de la política pública. Se contraponen, por un lado, las posturas de los distintos actores en relación con estos jóvenes, como se los construye y, por otra parte, la posición que asumen ellos.